[Recuerdos en algún futuro]

domingo, junio 03, 2018

Huayhuash

De pronto quise escribirte. Exploré los acertijos que afloraron entre tantos recuerdos. Al lado, un Bailey's, la calidez de las velas y los cojines en incierta espera, complementan el brillo de la madera conjugada con la paz que flota al evocar el aroma de tu cabello; todo ello complota con el infinito silencio que me trasladará muy lejos, allá, hacia los colores atrapados en el espejo de agua dónde el viento delineó tus ojos entre los reflejos de la cordillera Raura. Allí, en esa pasarela de montañas blancas, desfilaron mis temores, dudas y ansias derrotadas por la fuerza de tu ternura y el deseo de tocarte por la mañana, .[deslumbrado por tu inocente aura].

Aunque no lo creas, nuestro camino es el mismo; no se hizo nuevo ni viejo con las huellas dejadas y, tal como los ríos reciclan el agua, los recuerdos anidan aquí, en su morada rojo escarlata. No existe pasión sesgada por el vano temor de la incertidumbre, ni por este espacio que nos separa, déjame, seré quién primero cruce ese arcano puente que une todo y nada, a través de la transparencia de mi palabra que vuelve a ti, cómo el eco deseado que repite tus sueños transformados en el rocío que se desliza sobre tu piel pálida, mi rosa blanca.

En la húmeda tierra dónde reposan mis pies hinchados sentí la verde alfombra de tu cuarto y lo que cubre tu lecho es un vasto lago azulado iluminado por un celestial rayo de luz que nos devuelve al camino añorado, el que alguna vez jugando extraviamos con el sólo propósito de saber extrañarnos..

Creo que, con el paso de los días, sigo mapeando un sin fin de sensaciones perdidas; el contacto de ese viejo musgo con mis tibias manos, mi piel fundida en relieve con la roca viva; el calor de tu mejilla pegada a la mía ó cada uno de mis latidos retumbando como tambores lejanos y este alivio pleno de maravillosa soledad que elevó mis entrañas a la altura de estas indomables montañas.

Pasando entre Portachuelo y el Trapecio te imaginé cubierta del finísimo velo de la cascada que, en caída al vacío, detuvo mi tiempo en el cielo de tu mirada mientras lúdicas formas revelaban al compás del viento mis íntimos anhelos; el radiante tul que recogía entre sus gotas, los últimos rayos de luz convertidos en perlados destellos,
vislumbre
Instantáneo donde ví tu rostro perennizado en imágenes de ensueño y...
Yo también estuve allí.

Raura
Surasaca
Viconga
Huayhuash