[Recuerdos en algún futuro]

lunes, diciembre 27, 2004

Malas palabras

Me refiero a las lisuras, a las groserías. Siempre me dió risa esa "etiqueta negra"; como si las palabras pudiesen admitir un atributo de esa categoría... si hubiesen "malas" palabras por antítesis deberían existir las "buenas" , ¿ no ?... Es como si el uso correcto del lenguaje tuviera un carácter animado y escapase a nuestro albedrío.

Modismos, moda, insensatez, vulgaridad ó falta de ubicuidad hoy ya casi nada de eso incomoda, al menos a la mayoría pero debo admitir que soy unos de esos a los que aún le importa la forma correcta de expresarse por el simple hecho que hablo como me gustaría que me hablasen... No hay formulismos ni absurdas refinaciones a lo Martha Hildebrandt que respondan a estereotipos, es una cuestión de principios pero cuya validez se ejercita con la práctica constante bajo situaciones apropiadas y circunstancias dispares.

Me da un poco de rabia que las "lisuras" vayan perdiendo su valor; su uso cotidiano y la sin razón han vulgarizado su empleo... esa es otra de las "conquistas" de la masa que se deja arrastrar para estar a la vanguardia de la mediocridad, arrebatándonos la oportunidad de hacer uso de una interjección valedera, un llamado imperativo de atención ó de ¡ cuidado !, dirigido hacia un despistado transgresor ó, lo mejor, para recuperar o delimitar un espacio con algún premeditado invasor y es que hay cierto placer de ejercer el poder de esas válidas formas de agresión verbal pero sólo cuando esta es reactiva para evitar llegar a otros planos... -más información leer algún tratado de etología-.

Lo que quiero señalar es que el uso indiscriminado de esas palabras, por más confianza que exista , denota falta de valoración o carencias en el manejo del lenguaje. Por ejemplo, creo que no hay hombre educado --que no es lo mismo que instruído-- que en el fondo no sienta cierto rechazo cuando escucha a alguna mujer hablando groserías incorporadas como parte natural de sus coloquios amicales... igual sucede con los hombres, si bien es cierto nosotros somos más brutos en el uso cotidiano de estas interjecciones, eso no quita que comprendamos que es el "código" que manejan los machos de la especie pero que nunca dejará de sorprendernos, aunque sea en la intimidad de nuestros pensamientos, cuando escuchamos a una mujer, en cuanto a ideal de femeneidad y por los valores que representa, haciendo uso de ese lenguaje sin mayor justificación.

No es que ellas no deban recurrir a ese lenguaje soez, al contrario, deberían saber que es un arma disuasiva formidable si se maneja con inteligencia y cuidado.... lástima que hayan mal interpretado esos "usos masculinos" que lejos de otorgarles más libertad las han atado más al sin sentido que tanto critican.... de hecho muchísimas veces una grosería fuera de contexto me ha bastado para dejar a varias personas fuera de mi círculo de amistades pero eso sí nunca excluirlas de mi lista de conocidos(as) y es que como tan bien señalaba Julio Ramón Ribeyro, podemos compartir ideales pero los modales nos separan.

Sin embargo, también he tenido la suerte de admirar a personas que utilizaron una lisura en el momento preciso, esa capacidad de decidir el valor justo de ruptura para aplicarlo a un momento crítico y es allí dónde uno dice : "Que bien ! Esa no fué una grosería ni una mala palabra, porque otro es el mensaje" Es saber el uso correcto del lenguaje de acuerdo a las circunstancias, es la puesta en valor de la palabra en un medio que aún no resuelve, a pesar de toda la tecnología a disposición, sus grandes vacíos de comunicación.

Entonces las palabras no son buenas ni malas, esos adjetivos apliquémoslas a nuestras actitudes que van de la mano con nuestra educación... -creo-.

O.. acaso alguien puede negar el efecto liberalizador que hay detrás de un justo "Vete a la mierda !" cuando se dice de todo corazón ? ; )

6 comentarios:

Algeriana dijo...

No podría estar más de acuerdo contigo. Pareciera que el buen verbo ya no es "actual" y que mientras más se degenera el lenguaje más "en la onda" estamos. Lástima que cada vez sean menos los que se deleitan en el dominio del lenguaje. Esperemos que al aplicar la ley del uso y el desuso no terminemos por atrofiar nuestra capacidad de expresarnos con propiedad. Si bien el lenguaje, como toda otra manifestación humana, es mutable y dinámica, sinceramente aspiro a que en el cada vez más pujante afán por ser innovadores en el habla no terminemos perdiendo nuestra identidad lingüística. Eso, claro está, sin hacer mención del mal gusto de ciertas palabras. Te felicito por el llamado a conciencia!

Arturo dijo...

Algeraina, gracias por tu comentario. Me dí una vuelta por tu Weblog y comparto al 100% tu opinión en http://algeriana.blogspot.com/2004/11/guerra-muerte-al-fatalismo.html .
¿ De qué realidad o certezas se puede hablar cuando no se tiene el valor de intentar hacer algo ? Otorgar a las abstracciones un valor de existencia es como aceptar que las negaciones resuelven la complejidad de la vida.

Anónimo dijo...

Sobre todo es horrible escuchar a esas chicas lindas y universitarias hablando vulgaridades en las combis. La vez pasada viajaba con mi sobrina y subieron unas chicas de la Universidad de Lima y hablaban lisura y media como si no hubiera nadie.
¿ Cómo pueden esperar que alguien las respete ?
Muy interesante tu Weblog,sigue así.
Chao.
Elizabeth.

Arturo dijo...

Hola. Si.. tienes mucha razón y eso es a lo que tantas veces he hecho alusión, que la Instrucción es sólo una pequeña parte de un todo llamado Educación.
Pienso que para reclamar respeto hay que empezar por respetarse a si mismo... supongo que a esas chicas les debe dar igual el modo como les hablen, no ? No lo sé y para cuando ellas lo mediten quizá ya sea demasiado tarde.

Mamá de 2 dijo...

Una vez leí que las palabrejas estas eran realmente metáforas que reducían a tres sílabas toda una hitoria de positiva o negativa emotividad...

Y como buenas metáforas, hay que saber usarlas en el momento preciso, que uno no anda de orador culturoso por el globo, dando "ósculos" en vez de besos y cosas por el estilo.

En todo caso, estoy de acuerdo con aquello de la "liberación" sentida luego de un correctísimo y apropiadístimo "vete a la mierda"... es una frase que debo aprender a usar en el momento preciso, carajo! pero no, pues, no lo hago, y luego acabo como acabo.

En fin.

Anónimo dijo...

Al parcer, en general, según lo que he leído en varios lugares, todos concuerdan en que hgay un uso poco filtrado y discriminado del arsenal de groserías con el que contamos en la mochila lingüística, que aumenta exponencialmente. No puedo evitar, sí, sentir que hay un cierto deje de limitancia en los discursos, como que falta aprender a ver la lengua libre de juicios valóricos...e inclusive detecto cierto elitismo en las afirmaciones y conservadurismo. No estoy totalmente en desacuerdo con lo que aquí se expone; es más, creo que hay bastante lucidez en muchos comentarios. Lo único que creo falta es liberarse un poco del velo valórico y, sobre todo, reconocer que no es necesariamente prudente hablar de "lenguaje correcto, porque no estamos en posición de llegar y decir qué es "hablar bien" y qué no. Falta una visión más acabada...el uso de groserías no constituye pobreza lingüística necesariamente; por el contrario, es un sector, o subsector, del dialecto que merece ser incorporado como un elemento lingüístico más.