Todo lo que es profundo tiende a enmascararse ( estoy escuchando: "Masquerade" de George Benson) ; inclusive estas tienen aversión a la imagen y al símbolo. Es como preguntarse ¿ si al pudor de un dios no le gustaría pavonearse bajo la forma de su propio contrario?. Esto podría ser un problema escabroso tanto para el individuo analítico como para el ser más sensible.
Sería singular que no se encontrase algún místico que se atreviese a obrar así por su cuenta. Hay hechos de una naturaleza tan delicada y discreta, que es preferible ahogarlos bajo una grosería para hacerlos desconocidos; hay acciones inspiradas por el amor, la esperanza y por una generosidad sin límites después de las cuáles lo mas prudente y sabio es hacerlas olvidar dando de "bastonazos" a quién se ha beneficiado de ellas ó las ha presenciado, de este modo, se le perturba la memoria para que pueda renacer en libertad.
También es frecuente que más de uno se dedique a perturbar su propia memoria para vengarse así de su único cómplice.
El pudor es inventiva y no siempre son las peores cosas las que nos causan más rubor ó verguenza y es una falacia concluir que no hay más que perfidia detrás de cada máscara porque puede existir mucha bondad en la astucia.
Me imagino muy bien a un hombre que, teniendo que ocultar algo precioso y frágil rodase por la vida rugoso y rechoncho como un viejo tonel pintado de verde, sólidamente endovelado, porque asi lo exige la delicadeza de su pudor.
El hombre dotado de una profunda sensibilidad halla su propio destino y sus decisiones más delicadas hollando caminos en los que pocos hombres se han aventurado y de los que sus íntimos y familiares no deben conocer su existencia. Disimula los peligros a los que se expone así como también la seguridad que ha reconquistado.
Este Hombre secreto, que se sirve instintivamente de la palabra para no decir nada ó callar cuando los demás hablan, es inagotable en argumentos para velar sus pensamientos. Lo que quiere y lo que consigue es que una forma "enmascarada" de su persona circule en su lugar por los corazones y pensamientos de su entorno y, aunque no haya querido, llegará el día en que descubrirá que , a pesar de todo, sólo se conoce una "máscara" de él y que está bien que sea así porque, todo espíritu profundo tiene necesidad de una máscara; más aún, en torno a todo espíritu profundo se forman constantemente múltiples máscaras gracias a la interpretación continuamente falsa, es decir, superficial que se le da a sus palabras... a sus actos... a todas las manifestaciones de su vida.
Esto es parte de lo que nos dejó F. Nietzche en su obra "Mas allá del Bien y del Mal" de 1886... una serie de casi 300 aforismos que vieron la luz dos años después de publicar "Así habló Zaratustra".
Leer sus pocas obras supone internarse en un complejo y hasta polémico relativismo existencial --por algo es considerado el máximo exponente del post-modernismo-- que a ojos de muchos equivale a cinismo.
Particularmente encuentro sus escritos fascinantes porque invita a la "disección" de su laberíntico pensamiento, que nos mueve entre los extremos de las negaciones y afirmaciones, dando la impresión que entre líneas él avisoraba con deleite que, consciente o inconscientemente, seguiríamos su provocador juego.
Es díficil encontrar lecturas filosóficas donde la palabra sea manejada con nivel tan incisivo e inquietante que penetra y remueve toda perspectiva determinista como si fuera un arma punzo-cortante, que escarba, capa tras capa, la esfera de los pensamientos cuestionando las más íntimas verdades... porque si hay algo constante en su obra es esa pasión profana de llegar hasta lo prohibido.
De allí ese velo de incomprensión con que la ciencia y la religión han catalogado su forma tan directa de abarcar nuestras actitudes absolutistas. Para terminar, ese breve repaso lo asocié con las 7 máscaras de Khalil Gibrán, parábola que también da a entender que la comprensión suele esclavizar algo en nosotros.
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