Había olvidado comentar esta película. Ayer tuve oportunidad de volver a verla con un grupo de amistades y quedé tocado al sentir las mismas sensaciones de aquella vez que, pasando por un cine me decidí, sin pensarlo dos veces, a ver la película apenas leí el nombre de Tim Burton.
No pretendo hacer crítica de cine, la cuestión es mucho más sencilla porque el cine de Tim nos habla de los sueños y de los miedos, de la timidez y del valor que se exige cuando se decide ser uno mismo; con sus altas y bajas, al igual que el biorritmo, este gran realizador aprendió a convivir de lejos y de cerca con el cinismo de la industria, marcando sus propias distancias aunque, a veces, también perdió batallas contra el main-stream del celuloide porque, hay que comprender que si somos seres magnéticos nadie esta libre de hacer un corto-circuito.
Por eso no en vano ganó a los 18 años una beca en el Insituto de Artes de California, una especie de Universidad fundada por Walt Disney de la cuál pudo escapar a tiempo antes que sus fantasmas se diluyeran en una siempre feliz e iluminada Bujolandia.
El supo preservar el lado "obscuro" de su infancia, para revivir los muñecos retorcidos y olvidados, los juguetes rotos y esos monstruos invisibles de las sombras, capaz de hacernos cerrar los ojos por un instante para luego reir con los fantasmas de otros mundos, esos que reinan todavía en algunas inocentes almas que se reconocen aún como niños al verse en el espejo por las mañanas.... porque ¿ como apreciar la belleza de la luz sin el contraste de las sombras ?
De allí su admiración por las lecturas de Edgar Allan Poe ó el registro del inolvidable Vincent Price, el anciano anti-héroe, que prestó su extraordinaria voz para la introducción de la canción 666 The Number of the Beast de Iron Maiden.... el mismo que hiciera el papel de padre del "Eduardo Manos de Tijera" unas cuantas semanas antes de su partida...
Me resulta inolvidable su Beetlejuice con un extraodinario Michael Keaton
--quizá por eso lo llamó para hacer luego Batman-- o su fantasía animadamente dark de antes de Navidad con el Extraño mundo de Jack... claro que en el camino hay otras más pero, que bueno volver a sentir ese claro-obscuro de Tim en este Big Fish que pasó casi desapercibido por las pantallas... y eso es fácil de explicarse porque en estos tiempos ya no cuenta el valor de los sueños ni las fantasías, el sentido de competencia reemplazó el humanismo obligando a vivir teniendo los pies en la Tierra --yo diría las patas-- porque priman los deberes y los objetivos de responder a la comunión con los estereotipos, es la igualdad de perderse entre la masa y no de aceptar la igualdad que se enriquece de la desigualdad entre los individuos.
Este Gran Pez nos cuenta una misma historia antes que una fábula confundida entre otras tantas que le dan sentido a una verdadera existencia, es la Fé y la Esperanza de sentirse bien con uno mismo, de transformar los días de sobrevivencia terrenal a través de la visión y la obra con que elegimos vivir cada una de nuestras vivencias, por más insignificantes que estas sean, hay algo de lo que jamás quedará duda,,, que nos pertenecen y, aunque sean solo nuestras, al compartirlas es que logramos tocar otras vidas porque, puede ser de locos tratar de cambiar el mundo pero aún así habrá mucho de magia y fantasía cuando llegamos a los que están cerca a nosotros.... eso es lo que me dejó esta conmovedora película, que cada quién tiene el poder de crear su propia historia y, quién sabe, quizá sea así la forma en que se crean las leyendas.
1 comentario:
Me agrada mucho lo que escribiste, mas aun cuando me encantan las peliculas de Tim Burton,sobre todo como reseñas. bueno, sin mas palabras.
,uy bueno
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