Ayer mientras escribía, fijé un instante de mi atención en la palabra "rostros"... me dije si eso podría ser un punto de partida -ó de llegada- de un post.
Porque hay rostros inmutables, dispersos y distantes, que no difieren entre la muchedumbre, como vaciados de un molde lleno de herrumbre, como fundidos en frío pero, también recuerdo un tiempo en que soñé despierto por haber tenido entre mis manos tu tibia faz, tu semblante de angel caído.
Y otras caras cosméticamente brillantes que a pesar de todo, me dejaban ver la delineada tosquedad de las sombras que cubrían y, por contrapartida, la luz de tu rostro cuyo brillo tuve que apartar para ver cuán hermoso lucía.
También tengo grabados viejos rostros, llenos de arrugas, de profundos surcos que dejó la nada cansados de esperarlo todo y, en el anverso, sentir tu rostro lozano y terso, en el que ya estaban grabadas todas las cosas que esperaba, porque sentí lo que había más allá del universo de tus ojos.
En estos tiempos, de crueles desgarramientos del silencio, de medias verdades y mentiras completas, en el que el poder y la inconsecuencia se unen disolviendo la vida anulando el sentido de los nobles propósitos; donde lo bueno sobrevive exánime en unos cuantos locos, mientras esperan la muerte, la palabra y el compromiso; en medio del paroxismo de falsas lamentaciones y un diluvio de gritos, de arribismos mediocremente oportunistas del ocio, dichosos del vacío al que someten sus días.
Nos envuelve un tiempo bárroco de nada, que enmascara una plenitud falsa, la época del ridículo maquillado de megalomanía, consumismo de imagen por todo y por nada, de estupidez emblemática que danza sin gracia en este carnaval mediático de nihilismo a ultranza.
Así, día a día, observo las mismas caras desfilar por esta vieja cloaca, atorada de políticos de marras, confundidos entre el cieno de trilladas promesas y alharacas, empachados de la cíclica soberbia de sus palabras... son los García, Fujimori, Toledo, Muffarech, Gonzáles, Barrón y el resto de esas bancadas de ratas, roedores de sueños y esperanzas de nuestras generaciones, que yacen revolcándose en torno a sus miasmas, padrastros de una Patria harta de sus rostros enfermos, mendigos de la razón del poder antes que del poder de la razón, ambición que los convierte en parias de mi verdadera Nación.
Y cuando emerjo de este laberinto, arrastrándome en búsqueda de un horizonte límpido, te imagino sonreir con ese rostro infantil que mi mirada aún dibuja entre nubes blancas... en ese instante sé que volveré a respirar el aire de la mañana.
PD: Ahora chateé un rato con Franc y cruzamos unas ideas acerca de la Etología, quise ver dónde poner una referencia al tema que alguna vez traté pero creo que sólo puede ir aquí.
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