Ayer tomé un día de vacaciones por eso no puse post. Había decidido asistir a un aniversario más de mi querido colegio... ayer 27 de Abril cumpió 157 años de existencia... me animó a ir no tanto la celebración sino las informaciones que me llegaban de diversas fuentes..que las cosas iban muy mal y que se ha perdido parte de esa mística tan identificada con nuestra Alma Mater... algo de lo cuál he disfrutado en tantos años a través de diversas expresiones,,, principalmente por el trato de la gente, de mis amigos de promoción y otros condiscípulos, de los profes y auxiliares, del Padre Aquino y el siempre recordado y querídisimo Monseñor Jaime Nuñez Rubatto... escribo todo su nombre porque es imposible no hacerlo,,,es como una señal de auto-afirmación que sale arrancada de lo más profundo,,, creo que es una muestra de sincero agradecimiento por lo que su ejemplo nos dejó.
Ayer llegué al CEP EXternado Santo Toribio a las 9:10am... encontré varios cambios... algunos buenos y otros no tanto... lo peor fué ver una banderola conmemorativa del 157 aniversario con la foto de Cipriani y otros tipos más que francamente me parecieron fuera de lugar... estos tipos del Opus Dei pretender deshacer e imponer con imágenes presencias que generan si mayor esfuerzo el rechazo de todos aquellos que bien conocemos quienes gozan del respeto y reconocimiento de la familia toribiana.
Cuando miré hacia el patio, observando desde el segundo piso lugar dónde están las aulas de secundaria, tuve una sensación de vacío... automáticamente me pregunté si ese era todo el alumnado... comparé recuerdos de otras épocas donde el patio yacía atiborrado de jóvenes vestidos de plomo que abarcaban los límites de dicho perímetro.... cuando indagué me dijeron que el total de alumnos no llegaba ni a 600 !
Por allí encontré al infaltable profesor Yactayo,,, que alegría y emoción verlo... el no me enseñó ,, el era profesor de la sección "B" sin embargo, su carisma y su tesón lo hacen inconfundible..resalta su expresión de sabiduría y don de gente... un hombre curtido en consecuencia de sus ideales... era enternecedor ver como los alumnos más pqueñitos se acercaban y lo abrazaban con cariño y respeto.. todos sonrientes y el que se desarmaba en abrazar a todos a la vez... yo estuve allí y sentí como ese "calor Humano" se irradiaba alrededor... que gusto y que bien poder vivir esa sinceridad y honestidad en estos tiempos.
Nos tomamos unas fotos... seguí indagando sobre aspectos administrativos y educativos... y no hice más que confirmar que la manipulación del Opus Dei tiene un caracter fanático y de copamiento de estructuras y niveles de todo tipo... el "Director" del colegio es ahora un "ingeniero" sin mayor referencia magisterial... un advenedizo que, por más académicamente competente que pudiera ser eso no le otorga el nivel que todo exalumno espera... es que sencillamente no tiene el "espíritu Toribiano"...
Se realizó la procesión interna,,algo que recuerdo, en otras épocas, las limpias y transparentes con que gozaba a la arquidiócesis de Lima, estas las hacíamos en la Catedral de Lima... ahora,,en ese acto protocolar solo notaba que este había sido reducido adrede a su mínima importancia..quizá para que no desentone con el personaje que lo encabezaba.. el flamantemente desubicado nuevo Director...
Departí con dos o tres exalumnos que habían ido motivados por el mismo anhelo... no importan los nombres solo bastan los rostros para reconocer a alguien que compartió una misma perspectiva...
Di unas vueltas,,, ví otra banderola, la que faltaba pero que había sido puesta en otro plano, como a escondidas en la puerta trasera... allí estaba "El Loco"... y sentí rabia.
Ahora tengo que mandar la nota a la gente de la promo y copiar a otros para darles mis aproximaciones y me preguntó si este sentimiento de una visceral injusticia debo controlarla o dar rienda suelta a mis apreciaciones... no lo sé...
Lo que si sé es que cuando me retiraba pasado el mediodía, me costo no voltear y dar otra mirada... sentí una pena y una emoción... pero para no hacerla trágica, creo que fue una sensación balanceada entre una pérdida y una esperanza.