Hay una cierta religiosidad en frotarse los pies y manos y hasta es bueno hablarles de vez en cuando, porque ambas extensiones nos llevan a lugares soñados ó nos alcanzan lo que parecía lejano. Como la verdad del silencio en las palabras que se hace tan necesaria como entre cada escrito el espacio en blanco. Y, mientras avanzamos en este largo caminar, de ida ó de vuelta, cada paso que demos jamás será en vano.
No son fotos, son imágenes; conservan no sólo instantáneas retinales y, si no lo es todo, por lo menos es una parte. Son ventanas que mantengo abiertas, siempre de par en par, como ahora en que me dejan ver momentos de una misma historia. Mañana regresaré y sentiré que algo de mí aún vaga por allí , perdido en alguna parte en medio de esa visión de la Cordillera Central: Cuncusyantacc y el nevado Pacca con su dorado atardecer.
El Dorado estará siempre en cualquier lado dónde decidas buscar.
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