Pensé, y me esperancé, que observaría un film de carácter épico. Un tema así lo ameritaba pero no pude disimular un cierto prejuicio cuando observé en los créditos que Tom Cruise también era uno de los productores.
Mi temor se confirmó en los primeros minutos de proyección cuando aparece un meditabundo Samurai ensimismado con la visión de un Tigre... aquello es un trillado y forzado recurso místico de carácter premonitorio.
Luego entra en escena un individuo embriago y atormentado por sus recuerdos que, de pronto, se libera descargando su ira en un juego de tiro al blanco en una escena con ribetes de feria -del Oeste- y convirtiéndose en la figura central ante una atónita muchedumbre... esto perfila al héroe de la película a tan sólo 10 minutos de transcurrida.
La trama se desarrollará pues entre el conflicto de sus lealtades y deberes impersonales en el poco convincente ensayo de transculturación, en una suerte de western del lejano Oriente, solo eso,,,, Que pena que, un tema tan interesante y significativo del período feudal japonés,-- fueron casi 800 años de pugnas por el control del poder entre los clanes de Samurais y Shoguns-- se reduzca a los avatares y desventuras de un renegado capitán de caballería estadounidense...!!
La premonición se cumple cuando, el capitán América, acorralado y mal herido pero combatiente, sobrevive a una masacre en un nublado bosque, porque se protege sosteniendo una bandera con el emblema del Tigre. En esa asociación es perdonado, como si la adrenalina desbocada en una orgía de sangre y muerte se disipara así de repente, para dar paso a la Sabiduría y compasión por alguien que había aniquilado a uno de sus guerreros. Que desconocimiento tan ofensivo del guíon, como si el temperamento de una nación de simiente guerrera, donde la muerte es el honor que todo hombre espera, se redefiniera en consideraciones ajenas a su milenaria Historia.
Mas adelante, sucede la típica vejación a las etnias o emblemas a la que las cobowyadas someten, por el sólo hecho de "ser diferentes"... La ridícula presentación del Emperador japónes, inicialmente rodeado de una inquietante penumbra para que en el instante crucial se revele a un famélico y andrógino personaje cuyo rostro forzado a un carácter dubitativo, presenta a un ser insignificante... ¡Que rabia! Como osan manipular la representación del líder de un pueblo tan antiguo y culto como la China, que milenariamente y de lejos, posee raíces más sólidas y profundas que todos esos descendientes de los inmigrantes de las 13 colonias !!! Si es tan evidente que la civilización estadounidense comenzó con en descarga de las bodegas y literas de los barcos como el May Flower,,, lo anterior a eso no existe porque esa Historia le perteneció a la nación india.
La redención del héroe se produce con la muerte del Samurai, ojo aquí, lo subliminal es que él, el extranjero, ocupará en nuestras mentes su lugar porque es él quién posteriormente entregará la espada del fenecido guerrero al joven Emperador y, subrepticiamente nos quieren hacer creer que será el extranjero quién tiene ahora la autoridad para dar las enseñanzas de una vida consagrada y entregada con Honor y Lealtad.
Esta película es otra "metida de dedo", allí, al cerebro o dónde sea, parte de lo mismo de siempre... ellos siempre serán los buenos de la película...
Claro que, en el otro extremo, viendo esto sólo como "puro entretenimiento" pues, al espectador masculino se le da la dosis requerida de violencia segregada por la morbosa adrenalina en las vertiginosas secuencias de lucha, esa que juega un rol tan efectista porque apela a los más bajos instintos de los machos,,, desde ese punto de vista, como jugando a la guerrita, muchos dirán que es buena... para mí ha sido decepcionante.... voy a ver si consigo la película japonesa "Los 7 Samurais" ,,esa en que actúa Toshiro Mifune,,, esa sí que es un clásico,,,, creo que mis añoranzas por los buenos filmes por allí también evocaron a Cecile B de Mille...
[Recuerdos en algún futuro]
jueves, febrero 05, 2004
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